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Tu frutera se peina en Córdoba, Juan Roig no

[Originalmente publicado en Cordópolis]

La semana pasada en una amena conversación volví a escucharlo: El comercio local está muerto, es inútil querer resistirse al empuje de las grandes superficies, además, es lo que quiere la gente. La conversación evolucionaba entre una mezcla de defensa a ultranza de los principios del liberalismo económico y el entreguismo resignado.

Casualmente, estos días se ha publicado la noticia del acuerdo alcanzado entre Mercadona y el Ayuntamiento de Córdoba para la implantación de una nueva gran superficie en la prolongación de la Avenida de Manolete. El acuerdo le reporta a la Gerencia Municipal de Urbanismo 4 millones de euros.

Pero ¿que le reporta a la ciudad?

La pasta. Indudablemente, que las arcas municipales ingresen esa cantidad de dinero es una buena noticia… a corto plazo. A medio plazo, cuando la gran superficie comience a operar, implicará que dejemos de hacer compras en otros comercios para hacerlas allí. Por tanto, esos otros comercios añadirán a sus males este nuevo descenso de clientes y algunos de ellos estarán abocados al cierre. Nada nuevo, el centro de Córdoba se desangra. Un ejemplo:Fuentes Guerra Discos se despide. Ese cierre de actividad implica, entre otras muchas cosas, un descenso de ingresos en concepto de tasas municipales.

El beneficio. Implica también que el beneficio supuesto que se obtiene con esa actividad comercial se lo embolsa Mercadona, en vez de tu vecina la frutera. Ni que decir tiene que los accionistas de Mercadona no vienen a peinarse a Córdoba, tu frutera si. Se peina, se viste, reforma su casa, sale a cenar con los amigos, todo en Córdoba. La frutera cierra el ciclo de la economía local, las grandes superficies son un drenaje de dinero local.

Frutería en Mercado Sánchez peña. R.O.

El empleo. Las decenas de empleos que se crean, quizás centenares, para mayor regocijo de nuestros próceres, son un espejismo. No nos hagamos trampas al solitario, la población de Córdoba es estable, vamos a seguir gastando el mismo dinero, en vez de en un sitio, en otro. Los contratos de Mercadona (o de Hipercor, Leroy Merlin, Decathlon…) son la otra cara de la moneda del empleo, son despidos en el comercio local. Con un agravante, sin entrar en la calidad de los contratos de Mercadona, en el comercio local hay mucho autoempleo, cooperativismo y empresa familiar. Yo tengo claro lo que quiero para mi ciudad.

La eficiencia energética. La última perogrullada que escribiré sobre este asunto es bien sencilla, para ir a cualquier gran superficie hace falta coger el coche, consumir combustible, contaminar y congestionar nuestras infraestructuras. A la ferretería de tu calle (si no ha cerrado aún) o al mercado municipal, vas andando. A esto se suma que el abastecimiento de estas superficies viene en buena medida en transporte de larga distancia desde fuera de la provincia, en vez de proceder de productores locales.

No debemos resignarnos a ser asolados por el tsunami de las grandes superficies, o al menos decidir que ya es suficiente. Y tenemos dos ejemplos que podemos aplicar, uno allende El Canal y otro aquí mismo.

Tories. Hace un par de años los Tories del Reino Unido aprobaron la revisión de su “National Planning Policy Framework”, el equivalente en nuestra reglamentación a la Ley del Suelo o al POTA (Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía). En dicha revisión se han incorporado medidas que explícitamente van en contra de la implantación de nuevos centros comerciales en las afueras de la ciudad. O sea, si se puede.

Patios. La misma reflexión entreguista podríamos hacer sobre nuestras casas patio: “Es inútil resistirse a la llegada de promociones “modernas” de pisos y adosados en zonas residenciales, con piscina, ascensor, con todas las comodidades. La gente es lo que quiere. No podemos hacer nada contra eso” ¡Falso! La gente valora vivir en ese entorno por muchas razones de todos conocidas, igual que valora, por ejemplo, la atención que se le presta en la tienda de la esquina, o que su calle esté llena de actividad y vida. Y en el caso de los patios, la administración si tiene claro su valor y promueve su permanencia con la redacción de normas de protección, siendo además un motor de la economía  local.

Un ejemplo de que lo propio, bien entendido, valorado y protegido es un beneficio a largo plazo para la ciudad.


La marca Mezquita

[A propósito de las declaraciones de la Presidenta de la Junta de Andalucía, que parece que hubiera leído este post, que se publicó el 6 de marzo, y que es una de las cuestiones que más pueden perjudicar a la ciudad]

La historia de la arquitectura está repleta de edificios creados para una determinada función y reutilizados para otra, similar o completamente apartada de su uso originario. Dentro de este numeroso grupo, hay incluso, y no pocas, instituciones que han conservado como marca de identidad el uso primitivo, integrándolo en el nombre de la propia institución.

Entre los espacios de arte contemporáneo son numerosos los ejemplos, por citar solo algunos: El Matadero Madrid (Centro de Creación Contemporánea), La Térmica Málaga (Centro de Creación y Producción Cultural Contemporánea), L’Arsenale di Venezia (Polo multifuncional, excepto almacén de explosivos). O, sin hacer mención expresa en su nombre comercial, pero dando cumplida información sobre su origen, la TATE Modern de Londres, ubicada en la antigua «The Bankside Power Station» proyectada por Sir Giles Gilbert Scott, como nos indican en la web de la institución.

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Apoyarse en el pasado para proyectarse en el futuro es una manera de enriquecer el discurso. En determinados circunstancias, en las que la competencia es feroz, es también una manera de diferenciarse. Pero para ello es imprescindible partir de una base intelectual madura, es decir, saber lo que uno es, cual es su producto y a que aspira. Una institución que se dedica a la cultura y decide llamarse Matadero, lo hace por que no tiene problemas de identidad, sabe bien lo que quiere y lo que ofrece.

En definitiva, es algo tan simple como saber distinguir entre marca (el nombre con el que te conocen), función (la labor que desempeñas) y forma o lugar (el sitio donde lo haces).

En el ámbito de la iglesia, la circunstancia de la reutilización de un edificio para uso distinto al que se creó también es corriente, tanto en un sentido (edificios convertidos en iglesias), como en otro (Iglesias o Conventos reconvertidos en espacios destinados a otros usos). El convento de la Merced Calzada de Córdoba, actualmente conocido como Palacio de la Merced y sede de la  Diputación de Córdoba es un buen ejemplo de ello. La Catedral de Siracusa, templo de estilo dórico reutilizado como iglesia cristiana, la Iglesia de Santa María de los Mártires ubicada en El Panteón de Roma o la  iglesia de San Bernardo alle Terme, también en Roma, y que no necesita explicación sobre su ubicación y anterior uso, son también paradigmas de reciclaje arquitectónico sin renunciar a su origen.

El caso de la Mezquita de Córdoba.

Marca= La Mezquita (es como se conoce el monumento, es lo que el señor de Tokio viene a ver)

Función= Catedral (es el uso principal al que se destina en la actualidad)

Forma/Lugar= Mezquita-Catedral (es su morfología arquitectónica, tipologicamente es una catedral insertada en una mezquita)

Por supuesto, también son numerosos los ejemplos donde se ha borrado cualquier rastro del pasado histórico del edificio, renunciando a ese valor no solo en la marca, si no en todo lo que se cuenta en relación con él, por que así lo ha estimado la entidad propietaria. La cuestión es ¿siempre es legítimo hacer esto? o por el contrario, si el edificio es un Bien de Interés Cultural (BIC), ¿el propietario o gestor debe respetar la historia del bien? A este respecto, la Ley de Protección del Patrimonio Histórico Andaluz presenta una laguna, pues si bien, expresa de manera clara las obligaciones del propietario o usufructuario del bien en cuanto a las obras, reformas o modificaciones que atañen a la integridad física del edificio, no dice nada en cuanto a la información o acciones divulgativas que se realicen sobre el bien.

En el caso de algunos edificios declarados como BIC, concurren además otras potencialidades que no deben olvidarse. Si en una ermita perdida en la sierra se tergiversa u oculta parte de la historia del edificio, se estará haciendo un daño a la cultura inmaterial de la comunidad, pero de manera muy limitada. Pero si por el contrario la ocultación o tergiversación, se produce en un BIC que por si solo, es el motor económico de una ciudad, la afección no se produce solo en el ámbito cultural, también se producen afecciones a los intereses económicos del territorio. Ese es el quid de la cuestión.

La gestión inadecuada de un edificio histórico, aunque solo estemos hablando de su nombre (marca), puede generar nefastas consecuencias en su entorno económico-social. Y por tanto, esta gestión debe ser preocupación de los gestores púbicos, puesto que estamos hablando de la principal fuente de recursos de una población. Si la propiedad es de A o de B, es a mi entender una cuestión que, sin ser baladí, está en un segundo plano, por que, si bien sería lógico y deseable que un patrimonio de esa envergadura fuera bien público, lo realmente perentorio es regular como y quien lo gestiona.

Jazmines

Hubo un tiempo, profundo ya en el córtex, en el que  levantarme para ir a al trabajo era un protocolo patibulario. Atravesaba cansino el patio de mi casa para salir a la calle, me rozaban molestamente la cara  las ramas de un arbusto y caminaba cuesta arriba, en todos los sentidos, hasta llegar al estudio. Un día tras otro, una semana tras otra… Pude constatar que en situaciones de estrés laboral o personal, lo verdaderamente preocupante es no poder escapar de la sensación de presión en ningún momento del día, esté o no presente la causa directa del mal rollo. La cuestión es que la cosa se prolongaba y comenzaba a tomar tintes de thriller psicológico.

Jazmines_satrapi

Por aquel tiempo Rosa me habló de una evocadora secuencia de la película de animación Persépolis (Marjane Satrapi, 2000):

La abuela durmió con nosotros. Se ponía jazmines en el sostén todas las mañanas para oler bien. Cuando se desvestía, las flores caían de sus pechos. Era mágico.

Jazmines. El molesto arbusto del patio resultó ser un jazminero generoso. La cosa estaba clara, los jazmines se convertirían en el poderoso amuleto que me ayudaría a salir del agujero. Desde ese momento, cada mañana, al pasar por el jazminero, tomaba ritualmente cinco flores de jazmín, me ahuecaba el pantalón y dejaba caer las flores en su interior. Cuando se presentaba el momento ácido del día, recordaba que tenía los calzoncillos llenos de jazmines. Era inevitable sentir una ráfaga de optimismo al saberme excéntrico, una especie de superioridad, no sé de qué tipo, invisible a los demás pero que me fortalecía interiormente.

Tras el descubrimiento del poder reconfortante de los jazmines, estaba seguro de que la agresión no podía hacerme daño, porque no podía alcanzarme en lo profundo, sólo rozarme la epidermis, un rasguño que el tiempo curaría. Cuando al fin llegaba la noche y me desprendía de la ropa, las miserias caían al suelo y en el aire, entre Rosa y yo, quedaba un suave olor a primavera.

Por suerte, ahora sólo los uso en momentos muy especiales, por ejemplo, para ir a la Agencia Tributaria a entregar la documentación del último requerimiento. Me va genial.

Originalmente publicado en Cordópolis.

Rodar para vivir

Audio de la firma de opinión de Radio Córdoba SER

En este último año he tenido la suerte de visitar muchos de los 300 o 400 patios que todavía quedan en nuestra ciudad. De todos los elementos que componen un patio, hay uno que no deja de sorprenderme, que siempre ofrece algo nuevo al visitante y, por fortuna, va a seguir dándonos motivos para querer revisitar e investigar año tras año.

Son, claro, las personas. Es la más compleja, rica e inagotable de las piezas que componen el puzle.

El lunes pasado conocí a Rafael. Se había criado en un patio cercano a la Ribera. Me contó que en aquel pozo al que estabámos los dos asomados, su hermano Antonio y él fabricaban perdigones de plomo. Y me contó algo que es una metáfora de la vida. Cuando las gotas de plomo fundido, convertidas en perdigones, se enfrían, son depositadas sobre un cristal. Al inclinar suavemente el cristal, los perdigones esféricos, reodondos, perfectos, se mueven rápidamente y caen en una caja de madera. Los que se quedan quietos en el cristal, se devuelven al cacillo y son fundidos de nuevo.

Como en la vida misma, hay que rodar hacia nuevas posiciones, hay que progresar, porque si no, si te quedas quieto, te funden.

Polémicas estériles

Columna de opinión en Radio Córdoba SER

Audio

No es de recibo que nuestros políticos nos trasladen, a través de los medios de comunicación, polémicas fútiles, fruto de estrategias mediocres de confrontación entre partidos. No hacen sino incrementar la desafección que ya tenemos por la política. Leer más…

Límite 54 horas. StartUp Weekend Córdoba

Es una tarea complicada volcar en un mismo espacio, ya sea físico o virtual como este, sentimientos, emociones, experiencia y conocimiento. Eso es lo que sucedió el pasado fin de semana en cosFera dutante la celebración del primer StartUp Weekend en Córdoba. Por tanto, eso es lo que intentaré volcar en este post.

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